Hace unas semanas, con motivo de la celebración del Día del Padre, me pidieron que escribiera un pequeño testimonio, un par de párrafos, intentando contar cómo me había cambiado la vida el hecho de ser padre. Una pregunta así es difícil de contestar. Puedes resumirla en una o dos frases contundentes, o puede darte para escribir un libro. ¿Una vida distinta? ¿Cambios? Después de siete años ya ni me paro a pensar en cómo era mi vida antes, y no sé muy bien ni por dónde empezar. Hasta que me pongo a escribir...
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Ser
padre me ha cambiado mucho, tanto como puede cambiar a cualquiera. O incluso más. Porque con los años, puedo decir que
he querido esos cambios, y hasta los he forzado. Y sigo haciéndolo. Antes de los hijos yo era un
niñato egoísta y machista más. No tenía ni idea de lo que suponía la
paternidad. Durante el embarazo e incluso los primeros meses de los bebés, estaba muerto de
miedo. Pensaba en que no sería capaz de amoldarme a la nueva situación, que no estaría a la altura. Ni siquiera sabía lo que me venía encima. Sufría pánico escénico, y sobre todo
resistencia a los cambios. Pero una vez superada la primera fase, todo se convirtió en un proceso de
continuo aprendizaje, hasta el día de hoy.
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He aprendido sobre
crianza, sobre lactancia, sobre hitos del crecimiento y todas esas cuestiones que giran alrededor de los críos. Por encima de esto, como una capa más, también he asimilado e incorporados
conceptos mucho más personales, y que me afectan a mí, como padre y como hombre; paciencia, tolerancia al caos, control de mis miedos,
gestión de sentimientos...
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Y luego llegaron cambios aún más
profundos. Cosas que antes de ser padre ni me sonaban. O aún peor, me parecían bobadas e incluso majaderías.
Los cuidados y todo lo que suponen, la carga de las mujeres y madres, la responsabilidad y
corresponsabilidad, la igualdad y la equidad, el
feminismo… E incluso fui consciente de mi machismo. Y eso
te cambia, radicalmente.
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Nunca hubiera imaginado hace ocho años que hoy disfrutaría de las
cosas que disfruto, o que no echaría de menos las que entonces me obsesionaban. Que
un trabajo que me encanta se convertiría tan solo en una forma de comprar tiempo. Tanto como para decidir acogerme a una
reducción de jornada. Que el centro de mis días gravitarían en unas pocas horas, entre la salida de su cole y la entrada a mi trabajo…
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Mis hijos y
mi mujer siguen enseñándome, empujándome y acompañándome. Todos estos cambios en mis hábitos, mis ideas, y mis convicciones, en mi vida, han ido llegando paulatinamente desde antes de ser padre hasta ahora que vislumbro más cerca la preadolescencia, se van acumulando. Algunos han costado más, y otros los he buscado yo. Sigo intentando mejorar, ser mejor padre y mejor hombre. Sigo cambiando.
Sigo aprendiendo.
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Este texto y el de otros compañeros aparece publicado en el artículo "Día del padre: 15 papás nos cuentan cómo les ha cambiado la vida la paternidad" del pasado día 19 de marzo de 2019 en la web especializada en infancia, crianza y maternidad Bebés y Más.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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Interesantes reflexiones. Gracias por compartirlas.
ResponderEliminarPara estas cosas, siempre es un placer. Te cambia tanto, que incluso deseas comentarlo y soltarlo de vez en cuando ;)
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