El post de hoy podría ser una típica entrada sobre
una anécdota, o como dice el amigo
Rafa, las
conversaciones desde el lado oculto de la Luna. Pero me ha dado para pensar en
algo realmente importante. Volvemos del cole, y aún no han dejado sus mochilas en el rincón ya empiezan a discutir entre ellos por ver quién de los dos me cuenta la historia. Resulta que estos días, no tengo claro si hoy, ayer o la semana pasada, algunos chicos de sus clases les han estado diciendo que
a todas las niñas les gustan las barbies y que
a los niños les gusta el fútbol.
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Esta misma conversación me la comentó la
Maestra-Jedi hace tan sólo un par de días. Se atropellan entre ellos para seguir contándome, y a medias me dicen que eso
es mentira.
Leia dice que a sus amigas
Eowin y
Hermione les gusta el fútbol, y
a ella también. Y
Luke que a su amigo
Robin también le gustan las
muñecas. Y siguen dándome nombres y razones, asegurando con un punto vehemente, como buscando mi confirmación, que todo eso son
patrañas.
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Estas ideas vienen dando vueltas en mi cabeza –y en el blog– hace tiempo, pero escucharlo así de sus bocas me hace pensar un par de cosas. Podemos intentar
educarlos en igualdad y dando ejemplo, podemos eliminar prejuicios y
estereotipos tóxicos en nuestra casa, podemos alentar su
sentido crítico, podemos hacer muchas cosas como padre y madre. Pero su entorno es mucho más amplio que la
Academia-Jedi. Y el calabobos, el bombardeo, la plaga sexista y patriarcal no viene solo de la publicidad; está en la tele, en los parques, en el colegio, en sus amistades y sus familias, en
la sociedad. Y es triste, pero por ahora sigue siendo inevitable. Sólo podemos darles armas y herramientas para que se defiendan y
se protejan contra ello. La parte buena de este asunto es que el hecho de que nos cuenten esto, esta anécdota en la puerta de casa, ya es señal de que
ellos no lo ven como el resto, que les suena extraño y
equivocado, y que todo esto de chicas y chicos, de barbies y fútbol, en sus cabezas no es así.
Algo estamos haciendo bien.
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Continúo. Mientras termino de cerrar y aparcar las mochilas y demás, les cuento que a todas las niñas y todos los niños les pueden gustar o no las
barbies, las
pinypones, y que también a todas y todos les puede gustar jugar al
fútbol, o practicar
taekwondo, como a
Leia. Y les pregunto, poniéndome misterioso, sobre qué creen que le puede pasar a un niño al que le gustan las
barbies. Y
Luke –voy a tener que empezar a llamarlo
Javi– me contesta resuelto tras pensarlo apenas medio segundo:
"NADA".
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Sonrío. Y les digo, a los dos, agachándome, que efectivamente, no le pasa
absolutamente nada. Ni tampoco a la chicas que les guste el fútbol como a
Leia y sus amigas. Y me miran sonriendo, reafirmados, mientras sigo. Les cuento que lo único que podría pasarle a un niño que juegue con muñecas es que está practicando,
aprendiendo a cuidar, y que eso, en el futuro cuando sea mayor, podría servirle para ser
un buen hombre,
un mejor padre.
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Y
Javi me contesta:
"Papi, eso será los que quieran tener hijos, que yo no quiero, yo siempre voy a ser tu niño". Y a eso ya no sé cómo contestarle.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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En el cole de mi hija también ronda esa idea y son muy insistentes en la igualdad. Pero esto les viene de casa. El cambio se está haciendo pero es muy lento. Yo a mi hija le tengo de todo tipo de juguetes y jugamos a todo.
ResponderEliminarClaro, en el cole trabajan en la coeducacioc, pero todo esto viene de años y años, de sus casas y de lo que ven diariamente e imitan normalmente. Los míos está claro que ven ejemplos y cosas distintas a estos niños.
EliminarGracias por pasar y comentar 😉