La semana pasada mis
padawanes cumplieron
cuatro años. 1461 días y noches. Son fechas solamente, hace mucho que escribí en este mismo blog que ya no contaba semanas o meses, sino
sonrisas. Pero las sonrisas ya son incontables, imposibles de sumar. Hay que inventar otra medida. Los años pueden valer, pero tampoco es la
escala perfecta. El tiempo pasa
demasiado deprisa. A veces son muy pequeños, y otras veces los veo como niños grandes. En ocasiones la
realidad me da tal guantazo que tardo
segundo y medio en darme cuenta de que no son ya los pequeños
padawanes que tenía que aupar para jugar en los columpios o que no eran capaces de comer solos, vestirse, o jugar a su bola. Pequeñas
personitas cada vez menos pequeñas. Si el año anterior fue en el que aprendieron a decir
"te quiero", éste ha sido en el que las palabras se han quedado cortas, no soy capaz de procesarlo ni escribirlo todo.
Hace unas semanas, en la
tutoría con sus
seños, nos enseñaron las fichas que rellenaban, los dibujos que coloreaban. Hoy
Leia ha
escrito en un folio "ESPARTINAS". Letra por letra, deletreando y repasando cada fonema. Junto a otras palabras, su nombre y el de su
hermano. Se ha acercado, espontánea, y nos lo ha enseñado. Y yo me quedo con cara de tonto. Durante
segundo y medio. ¿Dónde está la niña que me pide que le lea ese
cuento tontorrón de colores y formas? ¿Cuándo ha dejado de ser la niña que me pide que la aúpe
en brazos, o la que quiere que le dibuje una casa con flores para
colorear?
Como niños de cuatro años,
Luke y
Leia cantan, y bailan, juegan, pintan, desordenan y alborotan. A veces también
recogen. Ríen, gritan, chillan y lloran, como cualquier otro niño de su edad. Caen el vaso de agua en la mesa, y van a por la fregona para
limpiar –como puedan– el suelo. Saben que cuando acaba Bob Esponja es
hora de salir para el cole. Y apagan la tele. A veces hasta se pelean por el mando para
apagar la tele. A veces se enfadan porque en la radio no sale el
Rock and roll en la plaza del pueblo en el trayecto al cole, otras cantan el
Moneytalks a gritos conmigo mientras conduzco. Otras veces simplemente los escucho que se ponen a cantarla ellos solos. Y no reacciono durante un
segundo y medio. Se detienen a esperarme con sus bicis en el bordillo para no
cruzar la calle solos. No quieren irse a la cama, quieren seguir con nosotros, quieren otro cuento. A veces, cuando crees que ya están
dormidos, piden beber agua dos, tres veces. Las veces que haga falta. Y muchas otras veces acaban junto a nosotros
en la cama. Las veces que haga falta.
El
colacao muy caliente de
Luke, el vaso amarillo y la pajita roja. Las
oreoreo de
Leia. El chorizo de la merienda, las
galletas de
Papi, las patatas largas, el arroz, los roscos, los espaguetis naranja, y los
helados compartidos.
Leia probó la otra noche el sushi.
Luke se comió un bol entero de palomitas conmigo.
Un segundo y medio tardo en reaccionar cuando recuerdo que no hace demasiado había que prepararles
papillas de frutas o
biberones con cereales para cenar. O cuando me cambian el paso, o cuando arranca un
berrinche inesperado, o cuando
Leia se lanza a mi cuello o al de la
Maestra-Jedi diciendo
"te quiero, Papi",
"te quiero, Mami", o cuando
Luke le da por
ayudarme a preparar la comida o a cargar la leña, o...
Segundo y medio tardo en darme cuenta que han dado ya
cuatro vueltas alrededor del sol, y yo sigo tratándolos como bebés algunas veces. Me descubro vistiéndolos como si no pudieran intentarlo ellos solos –aún les cuesta algo–, o enjabonándolos en la bañera, llevándolos en brazos a la cama, o contándoles el mismo cuento una y otra vez. A veces lo hago sin pensar, otras tardo ese
segundo y medio en darme cuenta de que ya no son bebés. Menos mal que está la
Maestra-Jedi para hacer este camino junto a mí, y no
perderme.
Acabamos de empezar
la quinta vuelta alrededor del Sol. Una nueva vuelta que pasaré de segundo y medio en
segundo y medio, viendo junto a la
Mestra-Jedi cómo siguen creciendo, y aprendiendo, sorprendiéndome cada día con descubrimientos, nuevos logros y avances, aunque sigan siendo
mis pequeños padawanes.
Que bonitooooo!!! No sabia yo que la poesía también era un poder Jedi!! Muchas Felicidades! Y que sean muchisiiimassss vueltasss masssss!!!
ResponderEliminarEs lo que yo llamo un post ñoño, de #papañoño :P
EliminarGracias. Me alegro de que te haya gustado ;)
Hay que ver cómo pasa el tiempo! Lo importante es disfrutarlo.
ResponderEliminarUn saludo.
Si, disfrutarlo lo estamos disfrutando. Agotador, pero toda una gozada ;)
EliminarAiiii que se pone blandito el papi jejejejeje es broma ;) muy buen post, un papá también puede sacar a florecer esos sentimientos al ver a sus pequeños crecer.. Un abrazo
ResponderEliminarClaro que podemos sacarlos. Es mas: lo reivindico!!! ;)
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