Hace tiempo que me apetecía escribir esta entrada sobre
Luke. No es nada
especial, pero me rondaba la cabeza hace un tiempo. Lo que no tengo tan claro es cómo hacerlo, porque en realidad es una tontada, así que voy a ir
improvisando –como con tantas cosas en mi vida–. Como digo, en realidad se trata de algo muy tonto, muy simple. En ocasiones usamos
etiquetas para definir muchas aptitudes, y hasta a personas. Es algo que es inevitable, aunque habría que huir de etiquetar a un niño –sobre todo de formas
negativas– en la medida de lo posible. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de
"¡que se le va a quedar!"? Pues el caso es que con el pequeño
Luke, las etiquetas salen solas apenas pases un rato con él, y te coja un poco de
confianza.
El pequeño
jedi es de anuncio, tendréis que creerme, aunque no os enseñe su cara para que lo comprobéis con vuestros propios ojos. Pero aparte de
guapo,
Luke es alegre, risueño, entusiasta, algo
payasete,
feliz... Sobre todo feliz. Incluso personas que no pasan tanto tiempo con él han llegado a comentarlo:
Luke es un niño
feliz. Rara es la vez que le preguntas sobre cómo lo ha pasado y no te responda con entusiasmo
"¡Mu bien!". Es muy fácil sacarle una sonrisa, y hasta
carcajadas, incluso si está medio dormido, o enfadado por algo. La cuestión es dar con la tecla. Es muy espontáneo, y cariñoso, de los niños a los que no les cuesta dar
besos, constantemente, a nosotros y a su hermana.
Y luego está su pequeña
obsesión por que no nos enfademos –con él, claro–:
"¿Estás contento?". Desde hace meses es una pregunta que nos hace a menudo. Es normal que no le guste que le riñamos, o que no estemos de buen humor, pero él directamente nos pide que estemos
contentos. Que todos estemos contentos. Todos felices. Y que siga la fiesta.
Todo esto se mezcla con el
Reverso Tenebroso de la Fuerza, como es normal, el
padawan tiene sólo tres años y medio, así que los berriches y
rabietas no faltan. Está desarrollando su
personalidad, poniendo a prueba sus
límites –y los nuestros–, y aprendiendo a manejar sus
frustraciones –habituales aún–. Un pequeño
Bruce Banner/Hulk de 17 kilos.
En fin, lo que os decía. Una
tontería, nada
especial, todos nos derretimos con las risas de nuestros pequeños, y siempre son las más
especiales de la Galaxia. Pero me rondaba la cabeza hace un tiempo, y tenía ganas de contarlo. Será que sus buenas rachas y verlo tan
feliz me hace feliz a mí también. Y qué mejor etiqueta para un niño.
Me encanta leer las historias, anécdotas y vivencias de tus peques, da gusto ver a un padre tan enamorado de sus hijos. Y no, no es una tontada, es otra de esas ocurrencias que a veces nos preguntamos que de dónde la habrá sacado o escuchado.
ResponderEliminarBesos
Gracias! Ultimamente ando más metido en post de conciliación, igualdad y demás, pero de vez en cuando sale algún post 'ñoño'. Los papás también tenemos derecho a ponernos emocionales y expresar sentimientos como el cariño o el amor. Me alegro que te guste. Besos
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