Lo de tener un blog donde contar mis cosas, y las cosas de mis
padawanes, tiene
efectos secundarios que he comentado en multitud de ocasiones, incluso en alguna entrevista. Uno de esos efectos colaterales es la posibilidad de ver los acontecimientos que vivimos desde una segunda perspectiva. como si
revisionara los momentos que pasamos, los madurara y procesara mejor, para poder después plasmarlos en esta página. Y soy consciente de que si no fuera por eso, muchas de las aventuras, curiosidades y procesos e incluso sentimientos vividos me habrían pasado más
desapercibidos.
Y repasando entradas y fotos, he caído en una curiosidad que no deja de sacarme una
sonrisa. Esta foto es del 4 de septiembre de 2013, de una mañana camino del parque. Los pequeños
Luke y
Leia tenían apenas 21 meses, y ya tenían
esa relación tan especial entre ellos.
Y nueve meses después –aunque
Leia lleve el mismo modelito– ya parecen otros, casi niños mayores, pero siguen siendo ellos mismos.
De la mano. Esta imagen es del 4 de junio de 2014, cuando asistían un par de días a la semana a la escuela de
educArte, un centro de educación creativa y expresiva, genial para los peques, que nos enriqueció con montones de experiencias y descubrimientos, y que dio para
muchos post, muchas fotos y muchas anécdotas. Os dejo su
Facebook, son geniales.
Y esta última foto es de hace bien poco, de este pasado 14 de enero de 2015. Sólo
siete meses después. Entre la primera y la última han pasado 16 meses, y la diferencia es
notable, pero siguen buscándose para ir
juntos de la mano. Todas las mañanas entran en el cole juntos, hasta que cada uno va con su
seño y sus amigos tras cruzar el patio. Y yo sólo puedo quedarme
mirando.
Son fotos,
recuerdos, que además ya había publicado, cada una en su momento, pero que me hacen echar la mirada atrás. Y con ellas me doy cuenta de lo rápido que
crecen, y la increíble relación de
mellizos que tienen entre ellos, no sólo con nosotros. Recuerdos de momentos como estos en los que sólo somos
testigos, espectadores. Somos
Papi y
Mami, pero ellos son otra cosa, son
hermanos.
Van a criarse, a aprender, a crecer juntos, a la vez. Como decía hace ya un año y medio, a veces son cada uno el juguete del otro, o el compañero de la mano, o el consuelo. Son
hermanos, y son felices entre ellos.
Juntos.
¡Es encantador ver a los hijos pequeños compartir y disfrutar de paseos juntos! Aprovechar esos momentos para una sesión fotográfica es perfecto para capturar la alegría y la conexión familiar, creando recuerdos preciosos para el futuro.
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