Cuando tienes hijos, eres básicamente un
mar de dudas. Es normal consultar blogs y artículos sobre los
hitos del desarrollo del bebé, para ir haciéndonos una idea de cómo se van desarrollando, si llevan un ritmo correcto, si son más o menos
espabilados en según qué actividad o
aptitud. Y después están las demás mamás (y papás) que siempre, siempre, te cuentan que su pequeño hacía tal o cual cosa cuatro o cinco meses
antes que los tuyos.
En el caso de los
mellizos, según hemos leído en distintas fuentes, el desarrollo de ciertas habilidades es un poco distinto. En el
habla, por ejemplo, es normal encontrar artículos y dudas de muchas mamás sobre un posible
desarrollo tardío en sus bebés. Y se dan muchas explicaciones, como el hecho de estar constantemente con un hermano, y el uso de un '
lenguaje gemelar' (los que no lo hayáis visto, no os perdáis el vídeo), la famosa
idioglosia o criptofasia, lo que disminuye la necesidad del niño de hacerse entender. O que los padres no pueden dedicar a cada hijo
individualmente el tiempo y la atención exclusiva necesaria o ideal para que desarrolle el habla como lo haría con un hijo simple, incluyendo contacto visual y el uso de un
lenguaje incitador en lugar de uno controlador. También he leído que los mellizos y gemelos suelen ser
prematuros, lo que puede generar un pequeño retraso fisiológico en su desarrollo inicial del habla. Incluso se apuntan causas
genéticas y hereditarias. En fin, mucha
teoría.
Hace ya unos meses, cuando empezaron con las
primeras peroratas, era
Luke el que llevaba la 'voz cantante'. Ahora, con 22 meses,
Leia no para de
charlar. Es un pequeño loro que lo repite todo. Hasta construye pequeñas
frases inteligibles:
"Galletitta, para el hemmanno",
"La cama de la nenna"... En los últimos dos meses, su
vocabulario ha aumentado de forma espectacular. El pequeño
Luke también charla, pero aún con ese lenguaje de niños que sólo entienden ellos. Sólo usa
palabras sueltas, aunque también ha ampliado el repertorio:
"jacca",
"licóhtero",
"car", y la que sigue siendo su favorita:
"Luna!!!".
Solemos
hablarles mucho, todo lo que podemos, aunque a veces el agotamiento y el trajín que generan los dos juntos lo hace complicado. Oímos música y cantamos
canciones infantiles, tanto en español como
en inglés. Les leemos
cuentos, de esos simples, de señalar objetos o animales, o más elaborados, con historias, como el de la foto. Todo siempre con mucho cariño y complicidad, y evitando situaciones estresantes o gritos. Tampoco somos unos obsesos, todo el día intentando que los pequeños se suelten de golpe y tengan una conversación. Es sólo la forma
natural de interactuar con ellos, según van pasando los meses y van desarrollándose. En realidad, es el sentido común y el
instinto el que da las pautas. Son ellos mismos, los
padawanes, los que te marcan el paso. La rutina hace que todo sea más fácil, aunque como siempre, todo lo que se necesita es mucho
cariño, mucha
paciencia y mucha
insistencia.
Al final, lo importante es que sus progresos siempre sigan una linea ascendente, a su
ritmo.
Criar a un bebé es una experiencia emocionante y a menudo desafiante. Es importante brindar amor, atención y apoyo emocional a los bebés para ayudarlos a crecer y desarrollarse de manera saludable. También es relevante proporcionar un ambiente seguro, una alimentación adecuada y cuidados de salud regulares para asegurarse de que los bebés estén saludables y protegidos.
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