Badfinger - Baby Blue
Hay momentos que se te quedan en el bolsillo. Aunque sean mundanos y ligeros, se quedan igualmente, como las pelusas en el fondo de la tela. Todos –o casi todos, vamos a evitar las generalidades– tenemos nuestros momentos favoritos. Películas, libros, discos, series, cómics, poemas, cuadros. Nos gusta tener nuestros ránkings personales e intransferibles, como en la peli
Alta fidelidad. Yo, por ejemplo, suelo recurrir a mis Top3 de tal cosa o Top5 de tal otra. Hace poco uno de mis Top se ha visto modificado, o actualizado, y es que por fin terminamos de ver la serie
Breaking Bad, y directamente ha entrado en mi
podium particular seriéfilo. Digo por fin porque el viaje de
Walter White a
Heisenberg se emitió hace ya un tiempo, pero en casa la hemos visto ahora, de un tirón, en cuestión de un par de meses. La hemos
devorado, episodio tras episodio. Supongo que habría que distinguir entre géneros, o incluso épocas, pero los que la hayan visto seguro que coinciden en que es una de las mejores series de los últimos tiempos.
Y os preguntaréis qué tiene que ver todo esto con los
#VDLN. La serie de
Bryan Cranston tiene muchas bondades, y una de ellas es la
banda sonora. Hay una especie convención colectiva sobre el hecho de que la música de
Breaking Bad no era nada del otro mundo, más bien floja, nada de temazos o clásicos universales. Pero lo cierto es que los temas están seleccionados con precisión quirúrgica, o con el rigor de un químico trabajando en un laboratorio. Cada canción era perfecta en su momento y contexto. Y han marcado y remarcado cada episodio en la vida de
Mr. White. Anudando cada pelusa. Es mítico el final de la primera temporada –intentaré evitar
spoilers– sonando el
Who´s gonna save my soul de
Gnarls Barkley, perfecta para lo que acabábamos de ver. O el narcocorrido
Negro y azul de
Los Cuates de Sinaloa que nos dejaron a todos con la boca abierta y cara de
WTF? Legendario. También está el
A horse with no name de
América, cantando al volante del coche más feo de la televisión. O esa canción de amor a una caravana ya mítica, el
He venido de
Los Zafiros. O el
Crystal blue persuasion de
Tommy James como banda sonora del proceso de elaboración de la
Blue Magic.
Pero la
pelusa que se quedará en el fondo de mis bolsillos es el
Baby Blue de
Badfinger. Aunque apareció en la banda sonora de la cinta de Scorsese,
Infiltrados, la canción era una casi total desconocida. Pero todo cambió en una sola noche. Las reproducciones del tema en
Spotify subieron un 9000% en las horas siguientes a la emisión del último capítulo, de la
última escena. Esa misma noche,
iTunes vendió 5.000 copias del tema. Durante los meses de producción,
Thomas Golubić, supervisor musical, buscaba constantemente canciones con la palabra
azul, que luego
Vince Gilligan, creador y
showrunner de la serie, rechazaba por sistema.
Gilligan le mostró el
Baby Blue, diciéndole que era la canción perfecta para el final de
Walter White. Cuando
Golubić vio el
series finale (anagrama de
Felina, su título), supo porqué. Es imposible escuchar la canción de
Badfinger y no pensar en ese plano final. Es imposible ver ese plano final y no pensar en la canción.
get the InLinkz code
[EDITADO]
Parece que
InLinkz ahora pide tener cuenta en su servicio y estar
logueado para acceder a los códigos. Como no encuentro otra forma de solucionarlo, os los dejo aquí directamente, tanto para Blogspot como Wordpress. Si alguien necesitara otro distinto, que no dude en pedírmelo.
BLOGGER:
WORDPRESS:
Gracias, y disculpad las molestias.
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