Los que seguís este blog (y los perfiles de las redes sociales) os hacéis una idea de lo poco
folclórico que
somos soy por norma general, aún siendo
andaluces y viviendo en
Sevilla. Pero hay acontecimientos y tradiciones que uno no debe perderse. La
Saca de las yeguas en
El Rocío es algo a lo que yo no había asistido nunca, y este año, con la
obsesión que el pequeño
Luke demuestra por las jacas, era algo a lo que no podíamos faltar. Ya en la
Feria de Sevilla se volvía loco viendo tanto caballista, así que en El Rocío, lo iban a
flipar.
La
suerte que tenemos es que a la
tita Rocío le encantan estas cosas, y es muy
"echá p'alante", así que aunque nosotros trabajábamos ese día, lo organizó todo para que les llevara a los
padawanes temprano hasta
El Rocío y no se lo perdieran. El pequeño
Luke repetía cansinamente en el trayecto:
"La Yeya, la Yeya, la Yeya...". Era su única preocupación. Iba a ver a su
abuela, y eso le bastaba para hacer el pequeño viaje con una sonrisa de
ilusión. Lo de las jacas ya vendría después. Y la pequeña
Leia nada más llegar se lanzó a los brazos de su tita Rocío y la
madrina Pilar, y ya no quiso saber más de nadie. Nos colocamos en una calle por donde iban a pasar las yeguas y los yegüerizos –jinetes que guían el ganado con sus varas–, y cuando llegaron, fue todo un
espectáculo. Sólo vimos pasar una tropa, a la carrera, entre
relinchos,
estruendo de cascos, y
polvo, pero no sé cuántos animales podría haber allí entre yeguas y potros. En las fotos no se llega a captar bien el momento ni la sensación.
Luke miraba
asombrado, serio, y sólo al rato, cuando amainaba el
ruido, empezó a gritar
"¡Jaca, jaca, jaca...!". Luego buscamos un poco de
sombra, y los dejé jugando con su
primo Rafa. Yo tenía que volverme para
trabajar, pero los
padawanes se quedaban allí, en casa de la tita Rocío y el
tito Pablo. Sólo un par de días, hasta que por fin vayamos a la
playa.
La
Saca de las yeguas es una tradición
centenaria, regulada desde el siglo XVI. Los yegüerizos salen a buscar a las
yeguas marismeñas y sus
potros a distintas zonas de las marismas de
Doñana, y las reúnen en la playa frente a
El Rocío. El día 26 de junio de cada año, las dirigen hacia
Almonte, pasando antes por la aldea, donde las yeguas son bendecidas en la
Ermita. Forman tropas o lotes para entrar en el pueblo, y hacen un recorrido
a la carrera por sus calles hasta llegar al recinto donde se le realizan varias faenas, como el corte de las crines y el herrado de las
potras, para su venta. Es algo similar a la conocida tradición de la
"Rapa das bestas" que celebran en el pueblo gallego de
La Estrada. Unos días después, las yeguas son conducidas de nuevo a la
marisma, donde permanecerán hasta junio del año siguiente.
Y seguramente la
tita Rocío nos volverá a llevar a ver correr a las yeguas.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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