Todos tenemos
obsesiones. Pequeñas o grandes. Pequeños y grandes.
Muñecos preferidos, canciones, unas zapatillas de Peppa Pig, un
lápiz de cera rojo -
"¡Rojo, rojo, rojo!"-, la jaca de
Lego, la pieza del puzzle con forma de león... El pequeño
Luke es un coleccionista de obsesiones,
juguetes preferidos y fetiches. Y ha ido pasando de uno a otro, volviendo a alguno ya casi olvidado, y encontrando nuevos amores
incondicionales infantiles.
En esta foto faltan ya algunos: un
león de un kit de
Playmobil perdido
no-se-sabe-dónde-ni-cuándo, y el
león de cartón de un puzzle de piezas grandes, estropeado por empeñarse en meterlo en la
bañera con él. Aún no domina el poder de la
Fuerza. Entre leones y jacas están sus obsesiones recurrentes. Y el
color rojo. Hay días en los que el
'no' es su única respuesta para todo, lo domina el
Reverso Tenebroso, y no hay forma de
tratar con él. Hasta para salir a la calle o ir al parque, y hay que recurrir al
"¿qué muñeco te quieres llevar?", y que por fin acceda contento a salir, si es con uno de sus
tesoros. Lo mismo en muchas ocasiones para irse a la cama a dormir, sentarse a la mesa a comer, o quedarse conforme en la
sillita del coche.
Y es que hay juguetes y juguetes.
Tesoros, como el Anillo Único de Gollum. Siempre intentamos que aprendan a
compartir sus posesiones, sus muñecos y juguetes, y siempre les respondemos a sus
"¡Es mío!" con un
"Es de los dos". Casi siempre. El concepto de posesión aún es muy abstracto para los peques, y quitarles un juguete muy querido, aunque sea por un momento, es para ellos como quitarles un dedo, o un pie;
forma parte de ellos. Aún tienen que aprender y asentar esas experiencias. Y hay que ser conscientes de que está bien que dejen sus juguetes al hermano, o a algún otro niño en el parque, y compartan, pero también es importante
empatizar y poner unos
límites razonables, no caer en situaciones problemáticas evitables e innecesarias.
"El miedo a la pérdida un camino hacia el Lado Oscuro es", Maestro Yoda
dixit. Ellos
saben qué quieren compartir y qué no. Y que un niño no quiera compartir uno de sus
tesoros no es un acto de
egoísmo, sólo están forjando su personalidad y descubriendo hasta dónde llegan sus
límites. Todo es un proceso de
aprendizaje. Los caminos de la
Fuerza.
Los pequeños
padawanes ya se conocen lo suficiente como para
manejarse entre ellos, y autogestionar pequeños
berrinches.
Luke es más
posesivo (y cabezota), y ni siquiera su hermana discute con él por sus cosas. Si pide o llora por alguno de sus tesoros,
Leia no tiene problema en ir en su busca y
dárselo:
"Toma, JavierLuke, tu jaca". Y
Luke sabe cuáles son las cosas de su hermana, y normalmente las
respeta. Lástima que no podamos tener dos de cada juguete, material didáctico o muñeco que
comparten, porque a veces es inevitable tener disputas, y se desata el
Lado Oscuro en casa de los pequeños
aprendices de jedi.
P.S.: La figura de
Lego es en realidad una
vaca, pero aún no hemos conseguido convencer a
Luke de que no es un caballo, o
jaca, como él la llama. En realidad, gran parte de la fauna de juguete que cae en sus manos acaba siendo jacas.
Obsesiones. Otro día os contaré sobre las fijaciones dela pequeña
Leia, que también...
Compartir juguetes con los hermanos es fundamental para desarrollar habilidades sociales y fomentar el compañerismo. Además, tener juguetes coleccionables como los funkos añade un valor especial a esta experiencia.
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