"One two three four five",
"Green apple",
"Car red" (sic),
"Come on!"... Poco a poco los pequeños
padawanes van soltándose y
hablando cada vez más. Y más claro. Porque una cosa es
hablar y otra que los entendamos, obviamente. Ya había comentado en alguna otra ocasión cómo llevamos el tema de las
chácharas, y cómo los pequeños van ampliando su
vocabulario, el ritmo de aprendizaje de la lengua en mellizos y el 'lenguaje gemelar'. A eso le añadimos un nivel más, y es que intentamos que
Luke y
Leia vayan aprendiendo y practicando todo lo que puedan en
inglés.
Antes incluso de cumplir su primer año,
Luke y
Leia ya iban a
clases de inglés para bebés. El curso viene con unos CDs y unos libros para
repetir –y repetir, y repetir, y repetir...– en casa las canciones y juegos. Al principio, el primer año sobre todo, no se enteran de nada, pero de lo que se trata en realidad es de que lo pasen bien al tiempo que se van quedando con la copla, se acostumbren al
sonido, los acentos y las palabras inglesas, y le pierdan el miedo. Lo que yo llamo "hacerse al oído",
acostumbrarse al inglés.
Nosotros, sin ser
bilingües, intentamos hablar con ellos lo que podemos en inglés. Frases simples –yo tampoco doy para mucho más–, los números, colores, nombres de animales,
canciones infantiles. Tenemos cuentos, música y juguetes con sonidos en inglés. Incluso una muñeca
diabólica que habla por los codos, en los dos idiomas, y unos DVDs de
canciones infantiles que nos trajo de Inglaterra la prima Pilar. Y luego está el gran invento de las
smartTVs, con la posibilidad de poner siempre en su idioma original a la insufrible
Peppa Pig y demás fauna animada. A la fase de las películas Disney, Pixar y similares aún no hemos llegado, pero imagino que procederemos del mismo modo.
Con el paso de los meses,
Luke y
Leia han ido
asimilando palabras, y expresiones. Al pequeño es habitual escucharlo soltar algo parecido a
"Funny!". Y a la pequeña un
"Come on!" en toda regla. O contando del
"one" al
"ten",
pronunciando los números perfectamente. En ocasiones, nos damos cuenta de que distinguen en qué idioma estamos jugando. Les podemos decir que repitan en inglés lo que estaban diciendo, y lo entienden a la
perfección.
Leia incluso ha llamado alguna vez la atención de su hermando, espetándole
"¡En inglés, JavierLuke!". Hay animales, canciones, colores, números, frutas, vehículos, en los dos idiomas, todo
mezclado. Al final, todo es un batiburrillo, sobre todo porque aún tienen esa
lengua de trapo tan graciosa, y muchas veces más que entender lo que dicen, lo intuimos, o tenemos que echarle mucha
imaginación. Eso sí, hay palabras que pronuncian en inglés mejor que nosotros. Es lo que tiene haber estado "haciéndose al oído" desde bebés.
Estoy por quitarle las pilas al muñeco de
Darth Vader que tanto le gusta a
Leia, por aquello de los
spoilers, y así no destriparle el gran
momentazo de la saga de
Star Wars a los pequeños.
Y siempre podemos
volver a Londres para seguir practicando y aprendiendo.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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