Hoy toca un post aburrido. Aburrido porque voy a hablaros de la
rutina, a contaros, así por encima, cómo es el día a día de los pequeños
padawanes (y de paso aclaro para los no
frikis lo que significa
padawan aquí, o
aquí). Siempre he escuchado eso de que la rutina es el mejor aliado a la hora de criar a nuestros pequeños. Y se acerca bastante a la realidad, pero hasta cierto punto. Otro día hablaré de cómo sufren los peques los cambios en sus rutinas diarias.
No sé muy bien por dónde empezar. O mejor dicho, por
cuándo empezar. El día empieza y termina con la noche. Y no sé si contar al principio que por norma general
Luke y
Leia duermen durante toda la noche de un tirón desde que tenían pocos meses, o dejarlo para el final, por aquello de los papás que sufren las malas noches de sus pequeñ...
OH WAIT!!!
No, en serio, a veces comentamos la mamá y yo la suerte que hasta ahora estamos teniendo con ellos. No costó nada acostumbrarlos a dormir en su cuarto, al contrario. Aunque hay noches que tenemos que levantarnos, porque pierden el chupete, o se dan algún golpe con algún barrote de la cuna. Pero por norma general, las noches son tranquilas, hasta las 8 ó 9 de la mañana.
Debo comenzar diciendo que mis pequeños no van a la guardería. Me encargo yo de ellos. Todas las mañanas tenemos nuestra sesión de juegos, de lectura, de galletas, de carreras por el pasillo, de
Peppa Pig, y de canciones en inglés con
Sunny y sus amigos. La anarquía rutinaria. Pero lo que intento no dejar de hacer nunca es sacarlos a jugar al parque. El paseo me sirve a mi también de escape, y de descanso. Y aprovecho para hacer visita obligada al carnicero, al frutero, al pescadero... y todos les hacen fiestas y juegos a los enanos. Desde que tenemos a los pequeños consumimos más productos frescos, y se nota. Luego en el parque el rato es para ellos. Juegan, interactúan con otros amigos —nota mental: escribir un post sobre la
chiquipandi— corren, trepan, ríen, y se lo pasan pipa.
Toca la comida. A las tronas, a esperar a que papá caliente los potitos (caseros, mamá se pega una paliza semanal preparándolos), o les haga 'lo que toque hoy'. Un bol o un plato, una cuchara, y dos bocas. Alternando niño y niña, que como me salte a uno, se me cabrea. "
Y no tardes en traer los yogures de la cocina, papá, que te la montamos"...
Tras comer, intento que estén un rato relajados, y normalmente ya ha llegado la mamá a casa, así que los llevamos a que echen su siesta. Tranquilamente, sin estresarlos, y se quedan calmados en sus camas, o 'charlando' hasta que finalmente se duermen un buen rato.
Luke hasta duerme dos horas si tiene una siesta tranquila.
En esa horita entre que llega la mamá y yo me tengo que ir al trabajo, comemos, y me relajo 5 minutos. Cuando vuelvo por la noche, ellos ya están durmiendo. Por la tarde la madre se encarga de la merienda, a base de fruta, salir a comprar, jugar con ellos, bañarlos, darles la cena y acostarlos. Y el proceso por norma general es el mismo, aunque hay días que no colaboran y dan más guerra de lo acostumbrado. Tras relajarse con un cuento del gato
Sunny, y pertrechados con su chupete, tranquilamente los lleva a la cama, y se quedan conformes, calmados, y, con suerte, durmiendo.
Hasta mañana.
Hoy toca un post aburrido. Aburrido porque voy a hablaros de la
rutina, a contaros, así por encima, cómo es el día a día de los pequeños
padawanes (y de paso aclaro para los no
frikis lo que sign... ¡Ah, no, calla! ¡Que esto ya no hay que volver a empezar otra vez!
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