Este
blog lleva activo (es un decir) cerca de
20 meses. Y nunca ha mantenido un ritmo alto, ni regular, de publicaciones. A decir verdad, he escrito cosas que
nos iban pasando según me llegaban las ganas y/o tenía tiempo para ello. Tan solo he sido puntual para ciertas entradas muy particulares, como
días del padre,
fiestas,
eventos y esas cosas.
Tampoco he prestado mucha atención al ecosistema ni a la vasta
blogosfera que existe alrededor de la
maternidad. Sobre todo porque echando un vistazo rápido a la web se da uno cuenta de que la inmensa mayoría de blogs sobre hijos está formada
por madres y para madres. No es malo eso, todo lo contrario; tras los pequeños, ellas son las protagonistas de todo esto. Ese nicho está cubierto de sobra, y estupendamente bien. Hay blogs espectaculares de
mamás espectaculares.
Lo que me pedía el cuerpo cuando lancé este blog era (y es)
otra cosa. No sé explicarlo. No sé si mi punto de vista es original, o si soy uno mas, tampoco he dedicado mucho tiempo a pensarlo. Pero en la web hay de todo. Mucho de todo. Y hace relativamente poco que he descubierto que no estoy tan solo como pensaba. También hay
blogs de papás. Geeks, creativos, responsables, ocurrentes, educativos, tiernos, bromistas...
Lo que sigue siendo una realidad es que internet es un reflejo de la
sociedad, y los
papás blogueros somos minoría.
Bichos raros, no porque seamos diferentes, sino porque somos
pocos. ¿Qué interpreto de esto? Pues que el tema de la crianza de los hijos sigue siendo
coto femenino, me temo. La conciliación y la
corresponsabilidad familiar están aún 'en pañales', nunca mejor dicho. Como
leía hace poco en un blog de otro padre en situación
similar a la mía, aún hay que escuchar aquello de '
¿ya te vas?' y '
¡qué bien vives!' cada vez que sales del trabajo a la hora estipulada por tu
reducción de jornada. Y no voy a entrar en este tema otra vez.
El principal
problema que detecto es que si uno se involucra activamente en la crianza de sus hijos, asumiendo su responsabilidad, su dedicación, y renunciado por ello a parte de su vida laboral y personal, sacrificando dinero, éxito profesional y tiempo, marcándote, directamente se convierte en un '
padrazo', una especie de bicho raro, una excepción. Cuando debería ser lo más
normal natural del mundo.
Aún se mantiene, y se mantendrá por mucho tiempo, el modelo de
familia tradicional en gran parte de la sociedad. Y a ti te miran a la cara con una sonrisa, y te dan palmaditas en la espalda. ¿Por qué no a la
madre? Hago lo que puedo por acercarme siquiera a todo lo que lleva ella para adelante. Y con todo, sin ella no sería capaz de hacer ni la mitad de lo que hago. Pero el adjetivo '
padrazo' me lo llevo yo. No, perdona, yo soy
PADRE. Esta ha sido mi elección, y cada cual es libre de vivir con la suya. Pero la
corresponsabilidad asumida por la crianza de los propios hijos y la apuesta por la
conciliación no debería ser motivo de distinción, no debería ser una excepción. No es natural. Yo no lo veo natural.
En fin, esto es lo que me ha hecho pensar el encontrarme con otros
blogs de padres, solo una minoría en la enorme blogosfera sobre la
maternidad. No quiero ser reivindicativo, ni lanzar ninguna cruzada. No es lo que me pedía el cuerpo cuando lancé este blog. Este blog es, sobre todo, para mí. Y para mis peques y su madre. Va de las
sensaciones y las
experiencias de papá. Va de tener y guardar
nuevos recuerdos.
Porque
soy padre.
Supongo que la cosa va de quebrar un paradigma.lleva tiempo, lucha, paciencia, ganas y como en todo lo verdadero, saber muy bien xq lo haces . Y ahí está el motor de todo, el amor por tus hijos. Este es nuestro momento, el momento de la excepción en la regla .
ResponderEliminarClaro, lleva mucho tiempo y mucho trabajo de fondo. Además no creo que sea una cuestión generacional, ni que nuestros hijos vean un cambio radical. Es más un cambio social y más profundo, que llevará más tiempo. Aún veo comportamientos y mentalidades tremendos en personas mayores, pero también en chavales y chavalas de 15, 14 o incluso menos años. La educación es el camino.
Eliminar