Han pasado ya quince meses y medio desde que soy
padre, pero ya no recuerdo cuando no lo era. En los perfiles y
bios de las redes sociales y páginas web que uno frecuenta, me describo como muchas cosas; diseñador,
geek, seriéfilo, ferpeccionista,... Pero realmente hay una, sin darme mucha cuenta, que
las supera a todas. Es una capa, superpuesta por encima de todas las demás, como empapándolas.
El trabajo, el ocio, las aficiones, los horarios, todo ha pasado a ser
secundario, incluso terciario. Todo menos la madre, por supuesto. Sin ella yo simplemente no podría hacer nada, es una vida en
equipo. No es
yo-con-ella o
ella-conmigo, sino un
juntos. Sin ella yo no sería padre, y no me refiero sólo a la
obviedad.
Hoy ha sido un
día del padre un tanto atípico. El
segundo que paso, con lo que aún no puedo generalizar mucho. Pero ha sido atípico porque está siendo distinto al resto de días que paso con mis hijos.
Si habéis seguido el blog (a pesar de lo poco que lo actualizo), sabréis que mi horario me permite pasar todas las
mañanas con
Luke y
Leia, y la madre, que es profesora de secundaria, se hace cargo la mayor parte de las tardes. Incluso me acogí a una
reducción de jornada (e ingresos) para poder hacerme cargo de ellos en condiciones por las mañanas. El caso es que llevo dos días 'a piñón'. La madre está saturada y ocupada con las evaluaciones trimestrales y los claustros, y yo me quedo en casa a cuidar de los peques, a
jornada completa.
A esto le sumamos que una de las cosas que mas disfruto con mis hijos es salir a jugar al
parque, a pasear, a comprar, tomar el sol, llevarlos de la mano. Imagino que voy con una
sonrisa bobalicona, porque me encanta que me vean con ellos, que algunos vecinos (vecinas mayores casi siempre) se paren a hacerles 'cucamonas' y decirnos que son muy guapos (que lo son,
son preciosos), que al cruzarse con nosotros los miren y sonrían con ellos. En el parque además me encanta dejarlos jugar a su aire, que trepen, se caigan, corran, y es de los pocos momentos en los que puedo hacerles fotos con cierta tranquilidad. Lo único que echo de menos en esos ratos es que la madre no
los disfrute conmigo, solo de tanto en tanto.
Hoy llueve, así que llevamos todo el día en casa, no hemos tenido parque ni paseo, y mamá no llegará hasta después de que
Luke y
Leia estén acostados. Hoy está siendo un día del padre un tanto
atípico...
¡Qué bonito! ¡Menudo padrazo estás hecho! No solo a los niños sino también a la madre, se le caerá la baba contigo. Es una declaración de amor en toda regla, no sólo a la pareja sino también a los hijos...¡Me encanta!
ResponderEliminarMuchas gracias! Para eso hice este blog. Lástima no poder escribir mas a menudo
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